La crisis económica, el agotamiento de recursos y su encarecimiento ha impulsado en la UE el aprovechamiento y comercio de materiales que antes iban directamente al vertedero. Las expectativas de crecimiento del sector del reciclaje aumentan a medida que también lo hace la concienciación sobre el valor de los residuos, asegura la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEA). Esta tendencia conlleva oportunidades económicas, sociales y ambientales.
Entre 1999 y 2011, las exportaciones de desechos de hierro, acero, cobre, aluminio y níquel se duplicaron entre los Estados miembros. Mientras, el comercio de residuos de metales preciosos se triplicó y el de plástico se multiplicó por cinco.
El valor de las exportaciones de chatarra de hierro y acero comunitario ha aumentado en un factor de ocho entre 1999 y 2011 hasta € 18.000 millones. Las exportaciones de residuos de cobre, aluminio y níquel se expandió por un factor de seis y los desechos de metales preciosos se multiplicaron por quince. El valor de las exportaciones anuales a Asia creció a un ritmo incluso mayor.
El comercio de desechos de madera también ha aumentado vertiginosamente. Desde 2003, las importaciones desde la UE de residuos de madera han superado a las exportaciones. Estas importaciones están impulsadas principalmente por la gran demanda de la industria de tableros con partículas de material maderero. Otro factor es la demanda de la producción de energía a partir de biomasa sólida, que creció más de un 50% entre 1995 y 2008.
Según el informe publicado por la AEA, “el transporte de residuos no peligrosos para reciclaje puede tener efectos positivos sobre el medio ambiente en general. Si bien el propio transporte del material provoca daños ambientales y emisiones de gases de efecto invernadero, estos impactos son a menudo mucho menores que los impactos ambientales de procesamiento de materiales vírgenes”.
Más residuos peligrosos
El transporte internacional de residuos peligrosos también ha crecido con fuerza, aunque en numerosas ocasiones en busca de plantas de tratamiento adecuadas. Entre los años 2000 y 2009, los países europeos más que duplicaron la exportación de materiales tóxicos. Concretamente, las exportaciones de desechos que pueden ser explosivos, inflamables, irritantes, tóxicos o corrosivos, crecieron un 131%.
En ese mismo período, también aumentó la generación de residuos peligrosos un 28%. A su vez, las importaciones europeas de esos materiales desde fuera de la UE se triplicaron hasta alcanzar 8,9 millones de toneladas.
Los residuos peligrosos pueden incluir cenizas volátiles de incineradoras, suelos contaminados, baterías de plomo, aceites minerales y otras sustancias químicas. Las exportaciones de dichos residuos permanecen dentro de la UE, destinadas a los países vecinos. El mayor importador de este material en 2009 fue Alemania (3 millones de toneladas), mientras que como mayor exportador se sitúan los Países Bajos (2,8 millones de toneladas). La mayor parte de esos materiales se reciclan o se utilizan como combustible, aunque algunos todavía se envían a los vertederos.
Es ilegal transportar residuos peligrosos procedentes de la UE a países que no son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Ordenadores viejos, electrodomésticos y otros equipos electrónicos deben ser recogidos por separado según la legislación comunitaria.
Sin embargo, el informe estima que cada año entre 250.000 y 1.300.000 toneladas de residuos de aparatos eléctricos se envían a África Occidental y Asia desde la UE. Gran parte de ellos falsamente clasificados como "productos usados", aunque en realidad son inútiles. Estos productos pueden posteriormente procesarse en condiciones peligrosas e ineficaces, lo que perjudica la salud de la población local y daña el medio ambiente.
El comercio ilegal de desechos parece ir en aumento, dice el informe, y señala que la UE debe intensificar y armonizar las actividades de inspección en toda la UE para combatir las transferencias ilegales de residuos.
“En general, la Unión Europea debería poner más esfuerzos en la prevención de residuos con el fin de ser más eficiente en recursos, un elemento clave de la estrategia de crecimiento de la UE para 2020”.
El informe también recomienda que se fomenten nuevas tecnologías y modelos de negocio que generen menos residuos, o desechos que sean menos peligrosos.
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