La provincia de Jaén es el mayor productor mundial de aceite de oliva, de ello que gran parte de la economía jiennense se basa en el monocultivo del olivo.
La consideración de sector estratégico del olivar y del aceite de oliva es incuestionable y no sólo por su aportación a la riqueza y al empleo provincial, sino también por las repercusiones sociales, ambientales y culturales.
La provincia de Jaén, con 550.000 hectáreas de olivar, representa más del 25 por 100 de la superficie española y el 42 por 100 de la andaluza, produciendo en torno al 45 por 100 del total nacional de aceites de oliva. Desde una perspectiva interna, el 78 por 100 de la superficie agrícola de la provincia se destina al cultivo del olivar, que es mayoritariamente de aceituna para almazara.
En los últimos tiempos la provincia de Jaén se ha transformado en un auténtico desierto de olivos. Se han plantado cantidades ingentes, millones quizás al socaire de las subvenciones de la Unión Europea. En otros tiempos los agricultores jienenses cultivaban bastantes cosas, desde luego mayoritariamente olivos pero también otros productos de la tierra. Gracias a eso y a una agricultura todavía bastante primitiva había un prodigio de vida natural animal y vegetal por estas serranías que me conozco desde hace medio siglo. En los últimos tiempos les ha entrado una verdadera fobia por las hierbas del campo, las cuales rocían con cantidades ingentes de herbicidas que han conseguido desertizar y esterilizar la tierra. Seguramente son animados en el empeño por empresas y almacenes de fitosanitarios que deben hacer buenos negocios. Así es que entre los olivos no dejan crecer nada, en muchísimas fincas no se ve ni una miserable brizna de hierba, requemada por los agroquímicos.
Naturalmente, en la ausencia de materia orgánica y cubierta vegetal los pocos insectos que pudieran quedar no encuentran mucho más que para comer que los olivos, con lo que estos aguantan una gran cantidad e plagas. Eso no pasaba en el pasado pues mis abuelos, agricultores de siempre, jamás utilizaron un potingue químico y recogían cosechas a montones. Ahora los olivos son, lógicamente muy vulnerables. Para "prevenir" las plagas no encuentran solución mejor que rociar todo el campo con cócteles de plaguicidas. Para más inri ahora lo hacen no sólo en tierra sino también desde aviones, que varias veces al año rocían el paisaje con cualquiera sabe qué cosas nocivas, las cuales se dejan caer por cortijos y pueblos pues, lógicamente, las rociadas se las lleva el viento y caen donde les venga bien.
Esas prácticas aberrantes están acabando con la biodiversidad que en el pasado era extraordinaria. No dejan materia verde viva aparte de los olivos por lo que se pierden cantidades ingentes de plantas que podrían fijar el exceso de CO2 y aliviar el efecto invernadero y el calentamiento global. Han arrancado toda la vegetación autóctona y plantado en su lugar olivos y más olivos. Estos se riegan con gomas que avariciosamente les dan en las raíces unas gotas de agua dejando estéril y reseca el resto de la tierra. Aquí no llueve nunca y no me extrañaría que una de las razones sea la aridez del terreno, antes ya avanzada pero ahora redoblada por el uso masivo de herbicidas.
La pobre de la fauna, animal, insectos, anfibios, peces de los escasos ríos, toda ha sido envenenada, ha desaparecido, apenas quedan algunas pocas aves de las muchísimas que había antes. En fin, que el abuso de agroquímicos y una agricultura de monocultivo está devastando la tierra jienense y provocando una catástrofe ecológica. Esa provincia es la hermana pobre de Andalucía y no le importa gran cosa a nadie, ni tan siquiera a la mayoría de los jienenses que solamente aspiran a que les paguen las subvenciones europeas por sus olivos para paliar sus escasísimos recursos económicos, muy inferiores al promedio. Aquí nadie se preocupa por el futuro de las abejas ni la agricultura biológica. En fin, que esto es un desastre. Y entre tanto, no tengo duda de que la cantidad de cánceres y enfermedades de origen poco claro no deja de aumentar en estos pagos mientras a la gente no se le ocurre hacerse preguntas impertinentes sobre qué podrían estar haciendo tantos pesticidas y herbicidas en su cuerpo.
He sufrido una pulverización aérea de pesticida contra la mosca del olivo, creo que el producto era dimetoato y que está prohibido. Si pueden hacer algo positivo tal como provocar la atención de organizaciones ecologistas locales por favor lo hagan.
Un saludo de esta jienense preocupada.