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Por una Navidad sostenible

Llega la Navidad y con ella las celebraciones que, sin escatimar en alimentos, también pueden basarse en el consumo responsable y solidario, sin despilfarrar ni elevar nuestra huella ecológica o factura ambiental. También son fechas de reutilizar, degustar los productos de nuestra tierra y tener en cuenta el comercio justo a la hora de regalar.

Disfruta del tono festivo de estos días. Sólo tienes que elegir las decoraciones que son reutilizables y, en el caso de la iluminación, la de energía eficiente como bombillas LED. Y cuando salgas de casa o te acuestes por la noche, apágalo todo, también por seguridad, no vaya a producirse un inesperado incendio.

El árbol, mejor natural y de plantaciones cercanas bien gestionadas. Cuando acaben las fiestas, lo podemos reciclar en los lugares recomendados o replantarlo. Para los adornos, podemos elaborar nuestros propios mazapanes y colgarlos o crearlos a partir de objetos naturales como piñas, arándanos o canela en rama. Y las velas para ambientar, mejor de cera o aceite de soja.

Enviar invitaciones electrónicas o hacer llamadas de teléfono reducirá el consumo de papel. Y en cuanto a los regalos, mejor decir “no, por favor, sólo para los niños”. En todo caso, a la hora de escoger presentes, que tengan el menor impacto ecológico, que limiten la creación de residuos y preferiblemente que sean de comercio justo.

A la hora de degustar los platos navideños, es importante que la comida sea lo más local posible y la cantidad adecuada para el número de personas que se reúnan en torno a la mesa. De esta forma cuidamos nuestra salud y también la socioambiental.

Cuando se calculan las porciones de comida a preparar se ha que tener en cuenta la proporción de hombres, mujeres y niños. Cuantos más platos que sirven, más se tiende a comer. El período de tiempo antes de la comida también determinará la cantidad de aperitivos y entremeses necesarios. Un buen cálculo evitará por tanto el exceso.

Es recomendable elaborar el menú con alimentos locales y de temporada y si son ecológicos, incluso mejor. Una visita al mercado agrícola más cercano seguro que resulta una buena fuente de inspiración y nos alejará de las opciones más consumistas publicitadas.

Para algunos, los platos vegetarianos resultan impensables y en ese caso los estofados de carne con verdura de la zona o los vegetales rellenos resultan una opción más saludable, para nuestro organismo y para el medio ambiente, que un copioso asado. De postre, queso de cabra, tarta de nuez o calabaza y dulces caseros harán las delicias de grandes y pequeños. La imaginación y la creatividad están en nuestras manos.

En cuanto a los vinos y licores, toda nuestra geografía dispone de oferta natural, accesible y de gran calidad. No es necesario recurrir a las marcas más famosas cuando su producción tiene lugar a miles de kilómetros de distancia.

Conviene evitar los platos desechables y, si no es posible porque se trata por ejemplo de una comida muy numerosa, comprar productos biodegradables (bioplásticos a base de ingredientes vegetales en vez de petróleo), o de plástico reutilizable (BPA-y libre de ftalatos). Lo mismo podemos decir de los cubiertos y vasos.

Las sobras tampoco deben desecharse. Podemos repartirlas entre los asistentes en envases no desechables o bien donarlas a algún comedor benéfico o banco de alimentos si la cantidad es realmente grande. Si nos informamos con antelación, seguro que encontramos dónde poder ceder esas viandas que con tanta ilusión hemos preparado. Cerca de nosotros, hay más gente de la que creemos que no puede permitirse un menú navideño. ¡Felices y sostenibles fiestas a todos!.

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