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¿Cuero o PVC?

El petróleo y las sustancias tóxicas que lo acompañan están presentes en nuestra vida cotidiana, desde los muebles, los productos de limpieza y cosmética hasta nuestro ropero. Optar por prendas o accesorios de PVC, como alternativa más barata y de origen no animal, no resulta la opción más saludable ni respetuosa con el medio ambiente.

Según un estudio del Center for Environmental Health, una gran parte de los bolsos elaborados con cloruro de polivinilo o PVC contienen elevados niveles de plomo, una toxina vinculada con el cáncer, la infertilidad, la enfermedad de Alzheimer y una larga serie de problemas de salud. Los niveles de plomo en algunos complementos de moda son 100 veces más altos que el llamado nivel "seguro" de plomo establecido para los juguetes de los niños (aunque muchos científicos sospechan que no hay nivel "seguro" de plomo).

En el mejor de los casos, aunque las carteras, bolsos o zapatos de PVC no contengan niveles altos de plomo, no se libran de otros ingredientes perturbadores como el cloro, el petróleo, los pthalates que aportan flexibilidad o el agente carcinógeno DEHP. Además de estos químicos dañinos, el proceso de producción añade a nuestras prendas de moda dioxinas (vinculadas con daños al sistema inmunológico, reproductivo, nervioso y endocrino), así como compuestos orgánicos volátiles (COV) que se identifican como el "olor a coche nuevo". Los COV están asociados a dolores de cabeza, fatiga o molestias en la garganta y la nariz, entre otras dolencias. De hecho, se sospecha que algunos causan cáncer.

Al final de su vida útil, el PVC no es reciclable y cuando acaban en la planta de reciclaje de plástico, lo único que suponen es un problema para todo el proceso de recuperación y aprovechamiento.

¿Es más ecológico el cuero?

Si se tiene claro que el PVC no es la opción más verde, inclinarse por el cuero tampoco es la salida más ecológica. El proceso de curtido de la piel también es extremadamente tóxico y puede conllevar cianuro, arsénico y otras sustancias químicas relacionadas con los trastornos nerviosos, el asma, enfermedades de la piel o las vías respiratorias, entre otras. Entre los residuos de dicho proceso están el pelo, la sal y una mezcla de materia insoluble que hay que eliminar de la piel del animal antes de curtirla. Unos residuos que acaban en el entorno y pueden contaminar el agua. En Woburn, Massachusetts, tras la instalación de una curtiduría, aumentó de manera preocupante la tasa de leucemia infantil.

Además de la deforestación que como en el Amazonas se produce para criar ganado, hay que considerar el bienestar animal, la manera en que se cría. Habitualmente se cree que el cuero es un subproducto de la industria de la carne y que  la piel del animal tiene que ir a alguna parte, ¿por qué no hacer uso de ella, entonces? Sin embargo, a menudo las vacas para cuero son completamente diferente a las vacas para carne, lo que significa mayor consumo de agua, tierra y otros recursos. Además, a menudo la piel de vaca procede de la India, con la consiguiente contaminación derivada de su transporte por todo el planeta.

Poliuretano o materiales naturales

Si se opta por desintoxicar el armario, pensar en nuestra salud y en la del medio ambiente, una de las opciones sintéticas más seguras es el poliuretano (PU). Con este material se elaboran productos cuyo aspecto es muy similar al del cuero. Incluso hay fabricantes que crean complementos de moda a partir de botellas de plástico recicladas.

Entre los materiales naturales y respetuosos con el medio ambiente están el algodón orgánico, el cáñamo o el bambú. El comercio justo también suele estar detrás de esta opción sostenible.

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