Un microbio abundante en la estratosfera se ha convertido en el componente clave de el nuevo biofilm desarrollado por científicos de la Universidad de Newcastle. Mediante un proceso denominado bio-oxidación catalítica, las bacterias transforman los componentes orgánicos directamente en electricidad.
Gracias al proceso cíclico de la atmósfera, el equipo investigador logró aislar en el lecho del río Wear (Reino Unido) al super-microbio B. Stratosphericus y probaron su capacidad generadora a través de una célula de combustible microbiana.
Replicaron el experimento con 75 especies de bacteria y seleccionaron las mejores para crear el eficiente biofilm. Consiguieron doblar la producción de la célula hasta 200 miliwatios por metro cúbico, lo que permite generar luz eléctrica y “supone un gran potencial para aquellos lugares del mundo donde no llega la electricidad”, afirma Grant Burgess, Profesor de Biotecnología Marina en la Universidad de Newcastle.
El uso de microbios para producir electricidad no es un concepto nuevo y ya se ha utilizado en el tratamiento de aguas residuales. Sin embargo, es la primera vez que se seleccionan y manipulan de esta manera. Las células de combustible microbianas funcionan de manera similar a una batería. El biofilm cubre los electrodos de carbono de dicha célula y, al alimentarse las bacterias, producen electrones que pasan a esos electrodos y se genera la electricidad.
La Universidad de Newcastle es líder mundial en la tecnología de células de combustible. El equipo de la School of Chemical Engineering and Advanced Materials jugó un papel clave hace dos años en el desarrollo de una batería de litio/aire. Ahora disponen de miles de millones de microbios alrededor de la tierra que podrían suponer una auténtica revolución energética.
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